martes, 30 de noviembre de 2010

soy una perra

Me visualizo... soy una perra en estos instantes... y tengo un mensaje que trasladarles ciudadanos del mundo global y particular de mi calle... por favor, por favor se lo pido... no pongan a sus perros chubasqueros... no les tejan jerseys de rayas ... no les pongan botas, ni gorras, ni forros polares...
Como perra que me siento en este momento en solidaridad con los canes, chusqueles, chuchos, perroflautras... del mundo mundial, basta!! un perro, perro quiere ser, perro quiere sentirse, y quiere correr, y jugar, y protegerse del frío con su pelaje, y vivir en el clima que le corresponde... y oler el culo al resto, y mover el rabo...
Por favor... solo quiero dar voz a quien no la tiene... porque piénsenlo queridos vecinos, cuando vayan a poner a su amigo un anorak de nieve, piense en que si su perro tuviera voz, se cagaría en su puta madre, estimado conciudadano. ..

Y él nunca lo haría....


martes, 23 de noviembre de 2010

feliz cumpleaños


hoy es tu cumpleaños. No diremos cuántos, tranquila. A nadie le importa tampoco. Porque además, cualquiera lo diría nena. Estás estupenda. Estás en tu mejor momento. Estás en ese punto en que nadie te engaña ya, en que ya no te crees chismes, ni cuentos, y en realidad, te importan una mierda las historias de los demás. Ahora realmente te alegras de la felicidad del resto y anhelas la tuya. Ahora sabes lo que quieres, lo que no quieres, quién eres, aunque no tienes ni zorra a dónde vas. Tampoco importa mucho. Visto lo visto, piensas que lo sabes y uno de esos días que marca el calendario de tu oficina, zas!, todo cambia. Uno de esos días, de los que se te olvida pasar en el almanaque de mesa, y llevas en mayo desde septiembre. Uno de esos insignificantes y repetitivos días.

Pero hoy no es uno de esos, nena, es tu cumpleaños. Hoy hay que estar contenta y abrazar mucho, y llorar si te da la gana. Hoy puedes hacer lo que te dé la gana, ahora ya sí, ya no hay opciones desechables, ya no hay planes vetados, ni siquiera el plan de ir sin plan. Ese también es bueno. Y ahora puedes escogerlo si te da la gana.

Estás en tu mejor momento. Eso se dice ¿no? no importan mucho los que cumplas, todas la etapas son bonitas, tienen su "aquél"...Eso se dice ¿no?

Hoy es tu cumpleaños linda. Por mucho que te lo repitan, por muchas veces que asientas con la cabeza cuando alguien te diga que estás en lo mejor de la vida... llora si te apetece, y siente que no estás en tu mejor momento si te da la gana. Porque hoy es tu cumpleaños, y me gustaría envolverte en algo tibio, y suave, y reírme contigo hasta llorar. Y decirte que llegarán tiempos mejores, que todo se pasa y que de verdad, estás en tu mejor día. Me gustaría regalarte una funda de neopreno pal alma, pa mantenerla caliente, pa que no se quede húmeda tras tanto lloro. Hoy es tu día y el mío, el de decirte que te quiero, que aquí estoy, que aquí estaré, hoy, que es tu cumpleaños, que estás en tu mejor momento. Ya lo verás...



Escribir.. cómo escribir.. ¿qué se hace primero? ¿se piensa qué escribir? ¿o se piensa en escribir y uno anota lo que se le ocurra? hace tiempo que no escribo, quizás porque mi mente está en sahara, y no quiero escribir sobre ello. Ya lo hago en otros foros, en otros lugares, de otras maneras.
Quizás no escribo porque me falta una palabra que destape el texto, que hile de repente en mi mente el maremágnum de ideas que pululan a ratos por aquí.
Quizás no escribo porque me falta minutos para pararme a anotar cuando camino por la calle y escribo en blogs imaginarios, porque no puedo grabar mis pensamientos en pdf para que nadie pueda modificar el documento, porque luego se me olvida, porque luego no puedo...
Quizás no escribo porque me han cambiado el escenario sin avisar, y lo peor, era que no tenían rematado el nuevo, así que durante tiempo me quedé sin escenario, solo con la estructura al aire, solo con el esqueleto que deja al descubierto lo peor de uno mismo, lo más débil, lo más feo. Y para que escribir sobre lo más feo...

Seguiré pensando cómo lo hacía antes...

lunes, 4 de octubre de 2010

de vuelta al gimnasio

Tras dos años de inactividad deportiva, esta mañana me puse una falda "globo" que de repente mutó en una falda de tubo... y es que ya se sabe, todo lo que sabe bien.... dos minutos en la boca, veinte años en el culo.
Así que me agarré los machos, y hoy me propuse empezar de nuevo al gimnasio. Cuando vivía en mi pequeña galia, iba a un gimnasio, es decir, iba a EL gimnasio municipal. En realidad era una piscina climatizada con una pequeña sala de máquinas, bicis y mancuernas. La clientela, al menos a la hora a la que yo iba, era de lo más selecta: a saber, cinco horteras musculados con circonitas en las orejas (el daño que hizo Beckam todavía está en estudio y es pronto para valorarlo, pero fue mucho) con una camiseta de esas que los tirantes llegan al ombligo dejando al aire los pezones empitonados enterrados entre anabolizantes. Una piensa que semejante imagen llevará sesiones y sesiones de psicoanálisis para sacársela del subcosciente, pero oye, a todo se acostumbra una. En mayo, todo era más divertido, y es que de repente, mujeres estupendas y "rellenitas" corrían encima de la cinta pensando en la playa y que no habrá un mañana, y varias veces tuvimos que recoger pulmones y otra clase de vísceras por el suelo.
Ni decir tiene que allí la única actividad programada que había era la lectura del Pronto, el Interviú y el Muy Interesante sobre las bicis. Era lo más parecido al bibliospining.
Ahora, como vivo en la "gran ciudad", busqué un gimnasio cerca de casa, busqué los playeros, las mallas y ala, a ejercitar las carnes.

Jesús! qué gimnasio! sala para tonificación, para spinning, para full contact, para fitness, para musculación, elípticas, step, máquinas para gemelos, para hombros, para párpados superiores, para dedos meñiques... y hombres!! morenos, rubios, jóvenes, mayores, altos, bajos, musculados, definidos, estupendos... y ahí estaba yo, como Lina Morgan por Madrí, decidiendo entre tanta oferta en que clase me metía cuando lo ví... ¿os acordais de Locomía? pues lo mismo sin abanicos. 1,90 o más, qué sé yo!, con la parte de arriba de un kimono de kárate ligeramente abierto a lo peito lobo y por abajo una especie de falda pantalón negro. Y claro, yo pregunté que qué actividad era esa. Aikido, me dijeron, es el profesor de aikido, que deduje yo que era como un arte marcial pacifista entre baile y te pego dos ostias....

Al final, me metí en la clase de aerobic, por aquello de empezar por algún lao más conocido, y lo cierto es que fue estupenda, eso sí, rodeada de mujeres. Esta vez el pulmón que recogieron era el mío. Nunca pensé que una cara pudiese ponerse tan roja. Mañana me van a doler hasta las uñas, pero ya encontre una nueva motivación, o varias. A partir de mañana seré guerrera de aikido.
Os mantendré informados, a ver si me bailan.... o me pegan dos ostias...

viernes, 17 de septiembre de 2010

analítica






El lunes a las 8 de la mañana, tengo que ir a hacer una analítica. Con las gafas sin montura al borde de la muerte del loro, el médico me miró por encima y me dijo: señorita, hace mucho que no haces un análisis completo.... y es que lo que iba a ser un análisis de pis, debido a un enfriamiento por los bajos fondos, se convierte en una analítica completa.

Estaba pensando en ello, y me estaba acordando de esas noticias que vemos últimamente en los informativos de trasplantes de caras... que me parecen increíbles. Por una parte, no dejo de sorprenderme por lo que la ciencia es capaz de hacer, de descubrir, de inventar para mejorar nuestras vidas y de las mentes tan privilegiadas que tienen algunos, y lo poco aprovechadas que las tenemos otras, para poder llevar a cabo una operación tan impensable, que traspasa la ciencia ficción. Por otro lado, me provoca una sensación extraña ver a los recién operados exhibir su alegría en rueda de prensa. Es como una mezcla de lástima, de admiración, de pudor de uno mismo, de fascinación...Y me da que pensar porque a pesar de sus caras deformadas, hechas de retales de piel de distinto color, hinchadas... se muestran tan felices, que no puedo evitar pensar qué sentirán cuando se miran al espejo. Cierto es que sus caras recién operadas no serán lo mismo cuando la inflamación remita, y cuando esa piel ajena, forme parte de la propia... pero me hace pensar cómo sería sus vidas antes, si con su nuevo rostro, se muestran tan felices, agradecidos, exultantes..... Qué relativo es todo en la vida no??

Pero volvamos a mi pis. Porque si estoy pensando en estas operaciones, o cómo pueden poner un pequeño muelle dentro de una arteria del corazón a través de un tubito que meten por la muñeca... es debido a mi bote de pis.Y es que... en un siglo en el somos (son) capaces de poner cara a quien no la tiene, de colocar un brazo biónico, de sacarle el corazón a un paciente, seguir operándolo en la mesa de al lado, y volver a meterlo al susodicho....¿acaso no podrán inventar un tipo predictor, o algo similar para hacerte un análisis de orina?. Y es que uno nunca sabe qué hacer con su bote! Hay quien lo envuelve en papel albal, quien lo mete en una bolsa de plástico, o quien lo lleva como la joya del titanic, con sumo tiento y cuidado... Es cómico estar en el rellano del centro médico donde banqueros de traje, corbata y cartera de las de ministro de trabajo, esperan con su bote de pis de tapa roja, que es el mismo para la abuela que lo lleva en la bolsa de plástico del mercadona, que a su vez ha metido en la bolsa de plástico de lidl, que a su vez ha guardado en la bolsa de la confitería de más prestigio de Oviedo, que está dividida en tres dobleces, de estar guardada en casa junto con las bolsas "de primera categoría" que lo mismo sirven para ir al médico, que para llevar la cartera e ir al carrefour, que para llevar la labor de ganchillo.... y que suelen ser de color granate, verde botella, azul marino... y asas de cordón.. ¿no? Pues eso, que el bote que lleva la abuela, es el mismo que lleva el punki de tatuajes azul taleguero, el cura de la parroquia, la embarazadísima que da trabajo verla caminar.... Me encanta pensar cuando al final, todos somos iguales ante lo común de la vida, ante las necesidades básicas, ante el dolor, el amor, la felicidad, la fiebre o el hambre...

Pero volvamos a mi pis. Porque digo yo, que ya que nadie dedica tiempo a inventar un nuevo método y debemos de seguir paseando el bote de orina, por lo menos debería ser opaco leches!, que encima es transparente, y ya se sabe el "coloraco" del pis mañanero de las 7 de la mañana hombre, un poco de glamur señores de la sanidad en general... que esto es como lo de las escobillas del baño de color blanco, que a quién se le ocurre por dios.... ¿acaso nunca oisteis hablar a vuestra madre de los colores "sufridos"?

bueno, nada, que ya se sabe, que si una mente está predestinada para poder colocar a alguien una cara nueva.... dejadnos al resto las miserias mundanales, las reflexiones vacías de quien debería de estar trabajando y está pensando en su bote de pis.

lunes, 13 de septiembre de 2010

septiembre

Siempre me gustó mucho esa palabra, septiembre. Quizás me gusta porque hace unos quince años, un verano en león, me leí bajo el avance de la caravana en 4 días, una novela del mismo nombre. Creo recordar que su escritora era Rosamunde Pilcher. No podría decir el nombre de un sólo personaje, ni siquiera ambientar la historia en ningún lugar, pero por el género y su escritora, apostaría un billete de avión a cualquier lugar a que la historia narraba un amor, uno de esos tormentosos que durante mucho tiempo parece imposible, como si las estrellas no quisieran alinearse, y ella se enamora de él cuando es prohibido, y él la ama cuando ella se ha ido con otro, que no es un capullo, no, si lo fuese sería demasiado fácil..es una buena persona que le hace dudar durante mucho tiempo si dejarle o no. Y cuando le deja, su amor verdadero no está, porque sabe dios por qué circunstancias está en Australia, y se cruzan en el tiempo y en el espacio, y mil casualidades fortuitas o inducidas, hacen que nunca lleguen a encontrarse... hasta que quedan 70 páginas para terminar el libro. Entonces, es cuando la mariposa aletea en el momento justo, en la dirección exacta y con la potencia necesaria para conseguir el efecto deseado, y entonces uno de los dos se gira y se encuentran con la misma disposición de querer ser querido y querer querer. Entonces se juran amor eterno y comienzan a recuperar el tiempo perdido...
Siempre es así, en las novelas pasteleras a lo carca, de Danielle Steel o a lo neoyorquino y contemporáneo en Mariam Keyes...pero al final, la historia es la misma.
Septiembre. Dicen que los comienzos del año, es el momento de los buenos propósitos, de los retos, de las promesas, de apuntarse al gimnasio, a inglés, de comprometerse a leer cada día un personaje histórico o mirar el atlas de la habitación durante 5 minutos cada mañana.. Para mí, ese momento comienza en septiembre.
Al principio, lo veo venir por el rabillo del ojo y me hago la sueca, como si mirando para otro lado, evitara su llegada. Todo se desencadena en una semana. En esa semana vas a la playa, como cualquier otro día porque hace sol, pero ya no calienta y a pesar de que quieres aguantar como sea, sientes frío sobre la arena que ya no quema los pies. Y por las mañanas cuando te levantas, un respigo te recorre la nuca y te apetece más que cualquier otra cosa volver de nuevo a ese espacio que te ha robado la calidez del cuerpo...
Esta mañana, no pude seguir mirando a otro lado. Me levanté buscando el pantalón del pijama, la sudadera y me senté a desayunar en el puff. Allí estaban, en el suelo, las dos flores blancas que quedaban en mi orquídea. Porque ya es septiembre.
Septiembre es amable y dulce. Nos contempla y nos trata con mimo, nos reserva días soleados y espléndidos, porque sabe que de primeras poca gente le ama incondicionalmente. Es un luchador, y sabe que poco a poco, con tiento y calidez, será septiembre un bonito tiempo para recordar.
Vuelve la sensación perdida de frío en la punta de la nariz, de ganas de comenzar un curso nuevo, de retomar el cine alguna noche de viernes al mes. Volvemos a las antiguas costumbres, que son tan recientes como el mes de junio pero que ya echamos de menos como si fueran marzo. Y retomamos rutinas y cafés calientes en tazas grandes. Recordamos colores, de tierra, de bosque, de noche temprana que nos deja atardeceres tibios, rojos, olores a tierra húmeda y ese sonido del aire que no llega a ser ventolera, que remueve las hojas que Gabino se empeña en barrer en una lucha inútil con los tiempos de la tierra, ese ruido familiar y nostálgico del pisar sobre alfombras crujientes que nos dejan los castaños... Y volvemos a pasear la bici, a sacar del trastero los patines, la mochila de las excursiones, los calcetines de trekking.
Es tiempo de comenzar, de dejar que el rayo de sol templado nos acaricie la cara, de quitar las gafas de sol para absorber la luz que podamos y que será avituallamiento en tiempos flojos y bajamos la ropa del trastero mientras tu madre comienza con el temido cambio de temporada. Y hacemos limpieza de armario dispuestos a tirar un montón de ropa que hace años que no utilizamos, pensando a la media hora que quién nos mandaría hacerlo... y al final, todo lo que ibas a tirar se reduce a un par de camisetas y unos vaqueros, y tu armario vuelve a estar lleno de ropa que hace años que no te pones.
Es septiembre cuando el moreno se escapa por el desagüe, cuando el pelo rubio se vuelve más castaño, cuando la piel se aguarda, se intimida, se recoge.. es el tiempo de uniformes, de horarios, de niñas en náuticos y faldas tableadas, de trivial y té, de reuniones en casa, de rutinas de limpieza los sábados por la mañana, de pizzas los viernes, de teatro amateur...
Septiembre, siempre me gustó esa palabra.

jueves, 2 de septiembre de 2010

cerrado por derribo

¿Cuántas veces alguien puede romperte lo que ya te ha roto? ¿cuánto dolor llena el cupo del dolor?
Cuando sentimos romper algo en esa fibra sencilla y frágil que nos conforma, siempre pensé que se quedaba roto un tiempo, pero que quizás volviendo a tejer con mimo cada hilo que la compone, vuelva a su estado original. A lo mejor, es una idea mental, un dibujo, un sueño, y en realidad cuando se rompe algo que se esconde en los adentros, ese algo es físico como el cristal. Y se fragmenta en trozos, que a su vez pueden volver a fragmentarse en otros pedazos más pequeños, y estos a su vez, en cristales diminutos... ¿pero cuántas veces se puede romper lo que ya está roto?

No se gastan lágrimas por mucho que uno llora, de la misma manera que la risa es infinita.

Ya no vuelvas, ya no me rompas más, ya está cerrado.. por derribo.

lunes, 30 de agosto de 2010

notas de violín en el mercadona

A última hora de la tarde, fui corriendo al Mercadona. Corría entre los pasillos mirando de un lado a otro intentando acordarme de lo que había escrito en la nota para rellenar la nevera, e intentando recordar dónde la había dejado y por qué me empeño en hacerla una y otra vez si luego nunca la llevo encima...
Fruta, fruta variada, y tomates, y lechuga... En estas estaba cuando lo vi. Encima de unos palés de madera, donde se ofertaban tomates para ensalada y bolsas de 2 kilos de cebollas, un violín posado encima, con el arco a su lado. Me quedé parada, pensando por qué tampoco nunca llevo la cámara de fotos encima, por muchas veces que decida hacerlo. Miré a mi espalda, y ahí estaba su dueño. Gitano moreno, anciano, con la expresión en el rostro de quien tuvo una belleza espectacular, arrugas de vida con dolores, y alegrías y arte. Sombrero de ala estrecha, camisa blanca gastada pero impecable y pantalón oscuro de pinzas. Escogía pepinos con su mano violinista enfundada en guante de plástico. El violín tenía la madera mate, era antiguo, tan antiguo como su amo, y con los rasgos de quien tuvo una belleza brillante. No lo vigilaba, no lo miraba, quizás pensaba que quién iba a llevarse un viejo violín. No temía que llevase ningún golpe, ni que nadie apoyase cebollas encima por error.. Quizás pensaba que ya habían vivido mucho, que ya habían llevado demasiados golpes, que el que pasa por delante sin oírlos les hace más daño que un kilo de melocotones en su panza de violín. El gitano, pesó los pepinos y los tomates pera que había metido en sendas bolsas, pegó las etiquetas en cada una, y con la mano aún enfundada en el plástico, cogió su instrumento y se fue caminando lentamente pasillo de congelados alante.
Seguro que a esa hora, comenzaba la función en cualquier calle de la ciudad, en cualquier esquina, en cualquier callejón. No sé qué música salía de aquel violín, no sonó, no la escuché mientras se alejaban a la par, pero vi la ternura de dos compañeros que comparten el arte, lo cotidiano de la vida, entre berenjenas y espárragos trigueros.
Y dejé de correr. Miré las manzanas con solemnidad, y las escogí con mimo, con cuidado. Dejé de sentirme en el mercadona, y de repente me creí en un teatro... y empecé a escuchar notas de violín.

jueves, 5 de agosto de 2010

31

Nos hacemos grandes. Sin remedio. Yo me hago mayor, sobre todo por la parte de dentro, por esos lugares donde no hay músculo, ni hueso, ni órganos ni plaquetas.; por ese lugar que queda cuando quitas todo lo demás y que tiene nombres diferentes, y no tiene forma definida, y al final es lo que somos cada uno de nosotros.
Por esa parte me hago mayor. Y me doy cuenta porque hay pocas cosas que cada vez son más importantes, y muchas otras que dejan de serlo tanto. Me hago consciente de que me hago mayor porque me gustan las sobremesas después de comer, y el vino está empezando a gustarme aunque aún no sepa distinguir el sabor amargo del ácido, porque sigo sin tener claro lo que quiero, pero al menos ya sé lo que no quiero. Porque nunca pensé que yo fuera de esas personas con apego familiar, y me sorprendo a mí misma descubriendo que se despierta por momentos. Porque ya no soy tan independiente como hace años e intento querer bien a quien quiero, querer mejor.

Me hago mayor porque hace cuatro días fue mi cumpleaños, y porque en nada vuelve a ser otra vez, porque los 30 fueron una puñalada, y los 31 ya no tanto, porque cada vez tengo más manías y no me gusta que el rollo de papel higiénico quede desenrollado tocando el suelo, ni que la gente sea mal educada gratuítamente. Me hago mayor porque mi padre nos pide a mis hermanos y a mí que le demos nietos, porque ya no me pongo tan roja si tengo que hablar en público, porque por las mañanas el silencio se convirtió en necesidad y mi madre me regaló un contorno de ojos para las arrugas de "expresión". Porque ya no tengo tanta elasticidad como para hacer el pino puente. Porque cada vez me gusta más mi nombre, el de mi abuela, y ya no me suena a nombre de vieja.

Ya soy grande. Empiezo a tener miedo de ver envejecer a mis padres, y la gente de mi generación empieza a tener niños. Me hago mayor porque ya no conozco a los que hace 10 años eran niños en mi pueblo, porque de repente ellas tienen unas tetas más grandes que las mías, y ellos, nuez, barba incipiente y granos en la frente. Me hago mayor porque la resaca me dura más tiempo, porque mi música favorita son "clásicos", porque a veces prefiero quedarme en casa leyendo un buen libro que salir a tomar cervezas.
Y como un amigo (tú, sí) se empeña en decirme un día sí y otro también, aunque estos últimos tiempos hayan sido tiempos de horas bajas, estoy en mi mejor momento. Este es nuestro mejor momento. Lo es. Solo tienes que creértelo y quitar de una vez por todas el retrovisor. Me dice.

Me hago mayor porque quiero creerme a pies juntillas que es cierto, que las épocas de crisis nos hacen más fuertes, que una buena gestión de un período de reflexión, nos hará renacer con más ímpetu, con más ganas, con más experiencia.

Me hago mayor... y cruzo los dedos... para seguir haciéndome mayor... y mejor.

martes, 20 de julio de 2010

Carrie Bradshaw

Adoro Sexo en Nueva York. No me canso de ver una y otra vez desde mi bici estática las peripecias de estas cuatro amigas en Manhattan. Fui tardía, fui muy tardía y durante mucho tiempo, como siempre me pasa, escuché hablar a otra gente de folla-amigos o de polla descomunal, con cara de pócker. En realidad, nunca veo nada en la televisión, ni tengo tiempo a hacerme fan de algo que luego nunca puedo ver. Así que mi descubrimiento de Sex in the City fue en febrero de este año.
Una amiga que tiene todas las temporadas, se empeñó en que me las llevase a casa un día que estaba de cena en la suya. Las 6 temporadas y la peli. Al principio, he de reconocer que me hizo gracia, sin más, hasta que empecé a entender muy bien a estas 4 mujeres, que alguna vez, juntas o por separado, he llevado dentro.
Reconozco que sus vidas, al menos a este lado del océano, son una fantasía. Nadie puede comprarse compulsivamente zapatos de 500 euros. Yo no puedo hacerlo. Tampoco tengo fiestas estupendas a las que me invitan constantemente. Nadie puede estar todo el día comiendo pasteles, tartas y pizzas y pesar 50 kilos. No soy socia de un bufete de abogados, ni relaciones públicas de los mejores locales de moda. Mis epístolas no me dan dinero, nadie las lee. Mi casa mide 50 metros cuadrados, mi armario empotrado 3 y lo único parecido a los cien mil trapos que Carrie alberga dentro de su inmenso vestidor es un vestido de Oscar de la Renta, que me compré en su tienda de República Dominicana rebajadísimo de sabe dios cuantas temporadas antes, y unos botines de Pedro García que cuido con veneración.

Aún así, la otra noche alguien me preguntaba con quién me sentía más identificada, pensé y contesté: Carrie Bradshaw. Original, no? He de decir que mi nariz tiene personalidad, por no decir que es muy grande para el resto de mi cara, que mi pelo es rubio, largo y medio rizado a veces, y liso otras. He de añadir que escribo cada día en un portátil, que fumo mientras lo hago, que también me vaciaron el corazón a cucharadas, que vivo sola y que me encanta mi casa, que no sé si tengo instinto maternal, que pinto la pared cuando tengo crisis existencial, que mis conocimientos culinarios empiezan y acaban en el microondas y que adoro, adoro los zapatos por encima del resto de ropa o complementos. Es decir, como cualquiera de las cien mil mujeres que se sienten identificadas con Carrie.

Lo cierto es que no tengo hombres depilados, musculados, médicos, abogados, ricos y famosos invitándome a cenar cada fin de semana. No tengo, ni con mucho, una vida sexual tan agitada y estupenda.... y mi timidez me impide siquiera mantener la mirada más de 3 segundos con el tío que me atrae... así que ni me planteo decirle algo y menos besarle aunque me muera de las ganas a no ser que me haga más que evidente que él también lo desea.

Pero salvando todas estas distancias... ¿acaso no tenemos todas dentro una matahari como Samantha? ¿Una devora-hombres? ¿Una pragmática como Miranda que odia las pasteladas, los romanticismos cutres de comedia romántica americana? ¿No hemos necesitado todas alguna vez un polvo salvaje con alguien que esté callado, que no te cuente ni quién es, ni que hace, ni su vida? ¿No hemos pensado alguna vez lo genial que sería tener alguien para compartir tus cotidianeidades, tus deseos, tus secretos, tus risas como desea Charlotte?

Adoro mi independencia. Y a veces, la odio. La adoro y la odio tanto, que temo en acabar sola rodeada de gatos e incapaz de compartir mi espacio con alguien que deje el rollo de papel higiénico tan desenrollado como para que el papel toque el suelo... Amo mi casa, mi cama enorme para dar vueltas y entrar y salir y salir y volver sin nadie al que deba explicarle porqué lo hago, o a dónde voy. Pero adoro la sensación de sentirme enamorada y correspondida, de no necesitar las horas de sueño porque eres capaz de volar, de subir montañas y de nadar mares enteros. Odio el tic-tac que la sociedad nos pone en la nuca a las mujeres de 30 años, con la maternidad, con la pareja estable, con la vida resuelta y el trabajo perfecto. No me parece justo que debamos ser mujeres increíbles, madres modernas, jóvenes y estupendas. Parejas envidiadas y admiradas por el resto. Cuerpos fibrosos, caras siempre perfectas y experiencias alocadas y originales en nuestro pasado.

Al igual que Carrie, busco en los sentires y en las experiencias del resto, pautas comunes que me hagan más fácil el recorrido, que me ayuden a encontrar mi sitio. Sé lo que no quiero, al menos, y busco ser feliz por encima de cualquier otra cosa. Creo en el amor por encima de todo. En el amor finito. Siempre lo es. Confío en la valentía como para saberlo siempre, como para detectarlo, como para empezar de nuevo tantas veces como la vida me de la oportunidad. Es tiempo de quitar el retrovisor, es tiempo de compartir mi amor, quizás con amigos, quizás con una de las naranjas enteras, dulces y jugosas que andan por ahí fuera. Es muy probable que no habrá amor para siempre, es seguro que no habrá boda.. pero lo mejor de todo, es que siempre habrá baile.



martes, 13 de julio de 2010

psss

Sales de casa por la mañana, normalmente con mucha prisa, con el maletín, el bolso, las gafas de sol, el teléfono que suena, las baldosas horribles de Oviedo que son una trampa mortal atrapatacones, tuercetobillos y chiscapantalones... los semáforos que se ponen rojos en cuanto tú llegas y se hacen eternos... porque mierda, vas tarde. Y siempre vas pensando en por qué entraste en facebook, por qué te pusiste a leer los blogs de Público, por qué siempre te entretienes en cosas que puedes hacer en cualquier otro momento, como por ejemplo, ponerte a limpiar las sandalias blancas que llevaste el otro día a Bayas y se quedaron negras de la arena que conserva restos de carbón. No te las vas a poner hoy!! probablemente hasta el sábado que vuelvas a la playa no vas a ponértelas... pero aún así, el mejor momento que encuentras para limpiarlas es un martes 13 a las 8 de la mañana.....

Pues eso, que bien por las sandalias o por pasar la aspiradora, vas con mucha prisa sorteando obstáculos. Cruzas la acera.... y vaya!, ahí está, un andamio repleto de obreros. Comienza la carrera, el paso se acelera aún más, pasas por debajo lo más rápido posible con la mirada al frente y cara de pocos amigos..Y cuando ya has pasado, cuando ya crees haberlo superado, un chissss, chissss, un pssss, o lo peor de todo, un chasquido con la lengua en el paladar y la boca ligeramente ladeada, hace plantearte en qué momento te convertiste en oveja, en vaca, en pita... en qué momento???!. Normalmente te acuerdas de la madre del individuo y de su tía de Cuenca mascullando en bajito, hasta que un día, como hoy, te das cuenta que será un día pa morenos, y tú que eres rubia, das la vuelta, y le dices: Gilipollas, ¿que te crees que soy una res, imbécil?. Y entonces, sorprendentemente, el elenco andamil al completo, te aplaude.

Pero no somos las únicas sufridoras del psss. Siempre paso bochorno cuando estoy en una mesa comiendo y alguien, casi el 100% de las veces, del sexo masculino, llama a golpe de psss, chisss, o chasquido de dedos (ya pa morirse) al camarero o camarera con el fin de que se acerque a tu mesa o de pedirle la cuenta... pero claro, en esta ocasión, aunque el profesional tenga un día pa morenos, tampoco puede decir eso de: gilipollas, ¿te crees que soy una res?

Señores del mundo mundial: destierren los psss, chisss y chasquidos de dedos o de lengua de su repertorio onomatopeyístico para dirigirse a sus congéneres. ¿Qué pasó con el "disculpa" y con el Perdone!!? Los sonidos, balbuceos, resoplidos.... por favor....imprescindibles... pero sólo en la intimidad.

sábado, 3 de julio de 2010

quién hará tu trabajo...

Ni yo bordo pañuelos, ni tu rompes contratos,
ni yo mato por celos, ni tu mueres por mi, y antes de que me quieras, como se quiere a un gato, me largo con cualquiera que se parezca a tí....

¿Quién hará tu trabajo debajo de mi falda?
¿La boca que era mía, de qué boca será? El roto de tu de ombligo ya no me da la espalda, cuando pierdo contigo las ganas de ganar...

lunes, 28 de junio de 2010

dolor

Dolor. Dolor. Dolor de alma, dolor de corazón. Ese es el dolor por excelencia. Ese que no se ubica en ningún lado y que lo ocupa todo. Ese que no se despega, que nos persigue, que parece que nunca más va a abandonarnos. No sangra, no hay masaje que lo atenúe ni pastilla que lo quite. No se puede escayolar, ni coser, ni siquiera untar con ningún ungüento, ni pomada, ni pócima de yerbajos. Ese que nos despierta por la noche y que por un segundo pensamos que quizás haya sido una pesadilla, pero que cae sobre nuestra almohada como losa, ese que nos corta como cristal, que nos congela como hielo, que nos agota como el hambre.

Ese dolor que analizamos, que intentamos diseccionar, racionalizar, que observamos desde perspectivas diferentes a lo largo del día, que pasa de negro a gris, de gris a otro gris, que se vuelve siempre negro. Ese dolor que nos borra la sonrisa y las ganas, las ganas de todo y que parece que solo nos deja las de sentirlo, las de regodearnos y empaparnos en él hasta las entrañas. Ese nudo que se afloja a golpe de lágrimas que caen rodando a la carrera, que salen en soledad, en compañía, que se agolpan en la garganta por una palabra, por una imagen, por un olor. Dolor que se mete bajo las uñas, entre el pelo, en los zapatos.

Alguna vez lo hemos sentido, y alguna vez más lo sentiremos. Y como alguien nos dijo aquellos días, y como dijimos a alguien en aquellos, sus días, tarde o temprano pasa de largo. Un día, despertamos y ya no duele tanto, ya no pesa tanto, nos da alguna tregua a ratos y nos sorprende a nosotros mismos pensando en su ausencia. El gris se clarea, y empiezan a asomar otros sonidos y otros sabores, y el olor del mundo empieza a distinguir diferentes fragancias.

Solo hay una diferencia. El dolor que nos hacen, algún día se cura. Llega un momento en que se va, en que se despide, en que el torbellino que formaba en tu cuerpo desde los pies a la cabeza se va abriendo cada vez más, hasta que se desvanece, hasta que se destruye... pero el dolor que uno hace, ése se queda contigo. Se aprende a esquivar, a ahogar, a silenciar. Se intuye sin mirarlo, y uno siente su aliento en la nuca. El dolor que uno da a otro, no se queda en el otro, se queda en tí, se esconde a ratos, y se hace viejo compañero de viaje.. se capea, se aprende a apartarlo de la mente de un manotazo, y se le coge el tranquillo para manejar con energía, con ese dolor, se aprende a vivir, porque ese dolor...ése, te acompañará siempre.

jueves, 24 de junio de 2010

superpoderes de heroína

¿Si fueses un héroe, si pudieses elegir un superpoder, qué magia elegirías?

Yo lo tengo absolutamente decidido. Sería transparente. Tendría un botón en algún lugar secreto, en el ombligo o en el dedo meñique del pie izquierdo que me permitiese hacerme invisible-visible con solo pulsarlo una vez. Por supuesto, hacerme invisible me permitiría volatilizarme, es decir, que atravesaría por ósmosis las paredes, las puertas, y podría acceder a cualquier lugar.
Me colaría en la Casa Blanca, en el Vaticano y en el salón del reino de los testigos de Jehová (siempre tuve mucha curiosidad cuando les veo entrar vestidos de etiqueta a golpe de martes...).

Descubriría los secretos del papa, viajaría gratis con iberia por todo el mundo y desenmascararía a los asesinos en Ciudad Juárez, a pederastas en colegios, a políticos corruptos y sectas destructivas. Me enteraría por fin a qué se dedica la ONU, y el FMI, y entraría en el Banco de España y cogería dinero (que al cogerlo se haría también invisible) para dárselo a esa chica que está siempre donde el semáforo de Hermanos Pidal con la cara pintada de blanco. Y a las cien mil más que hay en los cien mil semáforos más.

Le pondría la zancadilla a Bush en su rancho y laxante a Aznar en sus batidos proteínicos después de jugar al paddle. Me enteraría de las pócimas de algunos laboratorios farmacéuticos y socializaría el remedio de la tuberculosis, de la enfermedad del sueño, del chagas, de la malaria, y entonces podrían fabricarse mucho más barato en los países en desarrollo para que pudieran erradicar las pandemias. Iría a Japón, a Melbourne, a Alaska y a Kamchatka. Estaría en Nueva Zelanda y en Madagascar.
Vería la cara al Subcomandante Marcos y descubriría al mundo entero, que hay un lugar repleto de lucha, dignidad y ejemplo en cada grano de arena, que se llama Sahara Occidental.

Y tras repartir dinero, estar en Guantánamo y grabar lo que se hace dentro, tras viajar a la India, aprender a meditar y soltar a los perros y gatos y burros y caballos y pájaros de sus jaulas....

volvería a pulsar mi botón de visible, me acurrucaría contigo en silencio... y besándote pensaría porqué no habré escogido poder parar el tiempo....

la noche de san juan

Día de playa, de sal en la piel y arena entre el pelo, día de calor en el cuerpo que continúa a pesar de una ducha casi fría al llegar a casa. Así nos vamos a la playa de nuevo, nos sentamos en la arena alrededor de la hoguera y dejamos que el fuego nos embruje con ese magnetismo casi insoportable. Esa noche, los ojos brillan más que nunca, y nos afanamos en seguir al dedillo todo tipo de ritos mágicos que harán de los próximos 12 meses un viaje inolvidable. Siempre hay confusión, los hay que dicen que en un papel debemos escribir las cosas menos buenas que nos han pasado ese año y lanzarlo a la hoguera para que el fuego las destruya, otros dicen que lo que lo que las llamas deben consumir son los deseos que tenemos para el nuevo año por estrenar... lo cual demuestra, como la mayoría de las veces, que el futuro, por suerte, está por inventar, por descubrir y que la vida... es siempre una oportunidad.
Tras años de quemar y destruir los deseos, de quedarme con las cosas menos buenas y al revés, últimamente medito a ratos con el fuego. Me quedo hipnotizada por su luz y su movimiento y pienso que tenemos suerte de vivir donde lo hacemos, de compartir con quienes lo hacemos, de tener cerca a ese tipo de personas que tienen un plus, una estrella invisible que son capaces de dejar en cada cosa que hacen. Sólo necesitamos salud, gente a la que amar, a la que admirar, y risas que nos llenen el alma. Aún así, a pesar de las creencias, no me resisto a concentrarme con todas mis fuerzas en algún sueño, en algún deseo.... por si acaso.

viernes, 18 de junio de 2010

gracias



Pintaba bien el día, es viernes, y por fin los rayos de sol rellenan al menos el poso de nuestros embalses vacíos de energía.
Todavía quedaban reuniones y trabajo, pero ahora que ya no quedaba gente en la planta, iba a poner a Dylan a cantar para mí, a romper el silencio y la calma que se quedan atrapados en el edificio un viernes a las casi tres de la tarde.

Pero ha muerto mi Saramago, el vuestro, y algo se apagó por dentro. Era mayor, ya lo sé. Tenía 87 años, y la suerte de una cabeza brillante hasta el último momento. Tan brillante, que quizás ese tipo de personas no deberían de morir nunca.

Creo que ya no voy a poner música, ya me apetece el silencio y la calma intactos, tal cual. Para pensar, para pensar en las letras de Saramago, porque sin sus ideas, no vamos a ninguna parte.

Os dejo con la última entrada de sus otros cuadernos, con fecha de ayer:

Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que sin ideas, no vamos a ninguna parte.

miércoles, 16 de junio de 2010

bolivia


Por estas latitudes, el sol se hace más sol y la luna... la luna, sigue llena de magia.

Estos días los rayos ya entran con fuerza por las rendijas de las persianas , y aunque hoy ha sido día gris, el sol se deja entrever, por fin, ya sale, aunque no aprieta, y yo sigo sintiendo frío. Me da que poco tiene que ver con el termómetro ... pero al menos abraza con ternura, acaricia lindo, con dulzura.

Esperé al final del día para escribir, hoy, cuando la luna entra en la fase creciente. Dicen que en este momento, la energía se encuentra en su punto más álgido, que es buen tiempo de comenzar, de crecer, de fortalecer, de empezar. Dicen que son días de crear, de que las semillas germinen con rapidez, de visualizar el horizonte, ese horizonte, que cada vez que damos dos pasos se aleja otros dos y que nos sirve para caminar... como dice mi Galeano.

A 10.000 kilómetros, allende los mares, dicen que el mundo continúa, que tras cruzar el océano, volvemos a encontrar la misma tierra que emerge, volvemos a toparnos con mujeres y hombres hermanos, como los que habitamos a este lado del mar.... No es cierto. El mundo no continúa, la tierra que uno pisa ya no es la misma y las miradas son otras. Y es que no es el mismo mundo, sino que nace uno nuevo. El sol es otro, y la luna...


El teatro tiene un telón, que sube y que baja. Tras el telón se mascan los nervios, la gente corre de un lado a otro, unos chillan y otros cierran los ojos intentando aislarse del resto que les rodea. Hay miradas tensas, caras desencajadas, y gente que camina de un lado a otro susurrando su papel una y otra vez.

Se podría decir que todo es teatro, pero todos sabemos que la verdadera función comienza cuando sube el telón, cuando no hay marcha atrás, cuando o tempo se para y los minutos por sí mismos tienen valor, autonomía, identidad, cuando el tiempo solo es uno, único, y los artistas se lanzan con el latido de saber que solo hay una oportunidad.

Se van los nervios, los miedos, se van las incertidumbres, se van, y tan solo te queda un arma, la más potente, la más letal y la más dulce, el alma, para enfrentarte al público, para regalar la pasión que cada uno porta.

Y es que aunque todo es teatro, lo real, lo mágico, está delante del telón.


Así llegué a la conclusión de que no es tan verdad que la tierra que está al otro lado del océano sea la misma, que sea el mismo mundo. Estando allí, algo me decía que el sol era otro y que aquella luna, no podía ser la misma que acá.

Dicen los franceses que la lune est menteuse, porque cuando está creciente dibuja un C invertida, como una D de decreciente, que nos lleva a engaño. Sin embargo en el hemisferio sur, la luna aún estando en la misma fase, se ve sincera y dibuja un C perfecta. Allí, por aquellas latitudes, donde la vida respeta sus ritmos, entre cuñapés, arcilla roja, naturaleza y mosquitos, entre sonrisas, bailes y cerveza, allá donde no queda tiempo para ensayar, para planear.... el océano se convierte en telón, y es en ese Macondo, donde la vida no se finge , no se interpreta, no se atropella...y tan solo cuentas con un arma, la más real, la más fuerte, el alma, para llevar a cabo el único papel de tu vida.

Se podría decir que todo es el mismo mundo, se podría decir que todo es teatro, pero algo me decía, que la verdad en Bolivia, era más verdad, que la vida no se planeaba y tan solo se vivía y que la luna de aquellas noches, era más luna que cualquiera.


Desde esta luna embustera y creciente que veo desde mi cristal, ese a través del que continúo mirando el mundo, entre bastidores, pienso en Bolivia... sigo pensando en Bolivia

martes, 15 de junio de 2010

fin de temporada

No importa a que hora me levante, que día sea o lo que me espere la nueva jornada. No importa si he dormido plácidamente o he tenido una pesadilla horrible.. todo se olvida cuando una abre los ojos y piensa: desayuno.
Es un ritual, es mi momento de cada día, donde me mimo, donde cuido cada detalle sin prisa, un rato en calma desayunando lentamente viendo la prensa, el informativo, o escribiendo...
Me entierro en mi puf rojo, vigilando que todo esté a mi vera para no tener que levantarme... y disfruto como nadie de ese primer momento del día.

Pero hoy ha sido terrible. Como mujer de rutinas no dejo mi desayuno al azar. No. Mi primera parte comienza con la naranja. Adoro las naranjas. Y de la misma manera que no se puede explicar esa sensación de morder un gajo grande de una naranja dulce que se deshace en la boca.... duele compartir cuando una se encuentra al morder una naranja que está seca, que tiene pepitas, que los bordes de sus gajos son correosos, que no está buena!! Ya venía como un par de semanas temiéndome lo peor, porque algunas veces, ya no era lo que era, pero luego venía una naranja maravillosa y yo pensaba: tranquila nena, esto solo ha sido una pesadilla pasajera....
Pero esta mañana, he tenido que comprobarlo con 3 naranjas, con 3! Y fue terrible.....

Sólo compro naranjas en 2 sitios, y creedme, he probado todos. Pero hay dos sitios, especialmente uno, que casi nunca me falla, con lo que... no es cuestión de ESTAS naranjas, es mucho más grave que todo eso, es cuestión de LAS naranjas.
Definitivamente, ya llegó, y he de asumirlo: se acabó la temporada....

Hoy he comenzado el desayuno con el amargor de las naranjas que se fueron al cubo de la basura, y con una fantástica rodaja de melón, una vez superado el shok... Saboreando el melón, eché de menos a la naranja, pero en realidad, el melón me ofrecía su sabor suave y dulce y su textura maravillosa, y pensé en lo fácil que es olvidar un mala naranja con un melón estupendo...

Quizás debería sentirme un poco mal... quizás la tristeza debería haberme durado al menos un par de días... Pero disfrutaré del melón y de la sandía... Y alguien se imagina lo que será reencontrase con las naranjas después del verano? Quién quiere naranjas amargas a estas alturas teniendo todo lo bueno de este ciclo?

Siempre tenemos que elegir, y siempre hay para escoger.. Ojalá todo fuera tan fácil como la transición entre la naranja y el melón, aunque.... no es la vida una sucesión continua de temporadas?


sí, yo hago política (aunque sea políticamente incorrecto)

Estaba explicando en qué consistía mi trabajo.. Y si difícil de entender es para mi entorno ácrata…más difícil lo es para alguien de otro continente. Él cometió el error de mostrarse interesado… quizás por educación y cortesía, pero lo hizo..... y erró.

No siempre somos las mismas personas, no siempre el rol que desempeñamos es el mismo ni nuestros comportamientos son idénticos estemos con las personas que estemos o a pesar del contexto que nos rodee. Pero si en algo coinciden todos los que me conocen, es en la descripción de mi persona como un ser pasional.

Así que dejándome llevar por mi rasgo característico y una servilleta de papel, intenté explicarle cómo era el sistema electoral en nuestro país. Qué eran las Cortes, las Comunidades Autónomas y sus Gobiernos, qué eran los Ayuntamientos, cómo se elegían a sus representantes y que era un concejal, un consejero o un ministro. Le conté por qué en algunos sitios gobernaba más de una fuerza política, cómo se decidía y en medio de ese maremágnum, dónde me ubicaba yo.
Y llegó su segundo error, y fue realmente mostrarse más interesado y preguntarme una y otra vez cuando no me explicaba bien en alguna cuestión y él no lo comprendía. De esta forma me regaló alas para hablar y contar aquello que tanto me apasiona...
En un momento, me paré, le miré y dije -menudo tostón que te estoy metiendo, voy a parar…- Él se rió, y contestó- no, estoy aprendiendo mucho, ahora cuéntame un día de tu trabajo- y yo seguí hablando. Fue cuando entonces, se hizo un silencio, se quedó pensando, y me dijo algo así como - Es decir… tú eres, tú eres política!



Creo que bajé la mirada, sonreí, y titubeando dije - bueno… sí, sí, hago política, pero de izquierdas, de izquierda unida eh??

Caminando hacia el coche, me puse a pensar en mi reacción. En por qué había contestado con tan poca seguridad, con reparo. Algunas veces, tenemos demasiado miedo de lo que la gente pueda pensar de nosotros, especialmente de aquella gente que acabamos de conocer, porque con muy poca información, ya es probable que tengamos una etiqueta sobre nuestras cabezas. Todos las ponemos… Y en este caso, la etiqueta de política en estos momentos, pesa demasiado.

Siempre pensé en que todos teníamos el deber de cambiar un poco de mundo en la medida de nuestras posibilidades, quizás sabiendo que las mayores injusticias no son nuestra responsabilidad, y que casi es imposible que podamos cambiarlas todas, pero actuando como si lo fueran y como si realmente pudiésemos hacerlo, como dice Saramago.
Creo que cada persona que habita en cualquier lugar del planeta, tiene una pequeña burbuja sobre la que puede actuar, sobre la que puede incidir para mejorar la vida finita que tenemos. Puede hacerse desde la soledad de nuestra burbuja, puede ser a través de una asociación, de un grupo de amigos, puede hacerse desde cualquier estructura que nos inventemos juntando nuestra lucha con otras, y puede y debe hacerse desde la política. Ese es el único objetivo.

La política está en todos lados, en el lugar en el que vivimos, en la casa que habitamos, en el transporte que utilizamos para ir de un lado a otro o en lo que nos cuesta la barra de pan cada día. Está en los medios de comunicación, en la gestión de los recursos naturales, en nuestro trabajo y en nuestro salario. Está en nuestra familia y en su bienestar, en la decisión de si tendremos hijos o no, en cómo es nuestra educación, y si todos podemos ir al médico y poner una escayola. Todo es política, porque al final todo consiste en gestionar una tarta.
¿Cómo usamos y distribuimos lo que la tierra nos da? y ¿Cómo gastamos lo que nosotros aportamos al planeta?

Siempre creí que quien se dedica a la política debe ser más generoso que cualquiera, va a dedicar las horas de sus días a intentar mejorar la vida del resto. Pero hoy, el mundo pocas veces lo gestionan personas que se dedican a la política, sino que lo gestiona el dinero, o lo que se conoce como algo que llaman "mercado". El sistema capitalista que impera en el mundo para gestionar los recursos sean de la índole que sean, es manejado por algo tan etéreo como el "mercado", que a su vez fue ensalzado como Rey entre los pocos que tienen tanto...
Desde entonces, la riqueza que nos pertenece a todos, la de la tierra, y la que nosotros aportamos al planeta, está en manos de esos pocos y la inmensa parte del resto del mundo, carece de su porción de tarta. Los hay, que ni saben que hay tarta….

El "mercado" es rico y poderoso, es avaricioso y tentativo… con lo que muchos de los que hacen política, que entienden que la política la hace el mercado, que entienden que el sistema es este, y es el único, se rinden a sus pies.
Es entonces cuando la clase política queda devaluada, cuando los intereses personales y partidistas toman relevancia, cuando alguna (mucha desgraciadamente) gente que trabaja en política se corrompe y dejan atrás las ganas que tenían de cambiar el mundo. Es entonces cuando los hombres y mujeres dejan de creer en las personas que hacemos política, cuando se escucha eso de "todos son iguales". Dejan de creer que alguien puede dedicar las horas de sus días a intentar mejorar la vida de todos y empiezan a pensar que sólo el poder les mueve a dedicarse a ello.

Yo hago política, sí, aunque no sea políticamente correcto decirlo. Trabajo en política y creo que es la herramienta imprescindible para que el planeta sea de todos. Trabajo en política durante este trecho, y desde aquí me dedico a exprimir mi burbuja en equipo, como en su día lo hice con igual pasión en asociaciones, en estructuras de juventud, en el instituto, y como seguiré haciendo desde cualquier lugar del globo. La única diferencia es que la responsabilidad es mucho mayor, es que continuamente uno debe de estar revisándose aquello de la coherencia, y porque esta burbuja que formamos abarca a mucha más gente. Hago política en este trecho porque creo en ella y porque ruego a los míos que me digan si algún día pierdo en el horizonte para qué dedico mis horas. ¿Es utopía? Quizás sí, pero decía mi Galeano:

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos más y el horizonte
se corre diez pasos más allá.
Entonces, ¿para qué sirve la utopia? Pues para eso, sirve para caminar.

domingo, 13 de junio de 2010

cosas de tréboles


Necesito la luz. Es increíble. En mi terraza tengo una maceta con tréboles. Menuda tontería! estaréis pensando, pero mi peter pan me regaló semillas de trébol, con la esperanza de que algún día saliese uno de 4 hojas. Un trébol de la suerte.



Mis tréboles necesitan un montón de agua, así que cada mañana, salgo en pijama a la terraza, observo el cielo, les relleno su plato y rastreo a ver si aparece mi trébol, ese que da suerte, dicen. Si el día anterior ha hecho día gris, los tréboles están decaídos, con un verde más oscuro, todos mirando hacia el mismo lado... pero si el día anterior ha hecho sol, su verde es más lindo, están erguidos, tiesos, oteando todo lo que se mueve alrededor como un pequeño ejército descontrolado, cada uno mirando a un flanco.

A veces pienso si yo también seré un trébol que me mustio sin luz, y si lo soy, porqué coño no me acaba de crecer mi cuarta hoja, la de la suerte, la del equilibrio, la de la simetría, la de la originalidad y extraordinariez, que hace que todo el mundo quiera encontrarse entre todo el campo, un maldito trébol de cuatro hojas...
En fin, que este trébol que sigue teniendo tres, hoy está erguido y verde lindo, porque tras un día de esos gris, donde te llovizna un poco por dentro y el cielo te acompaña sin un rayo de luz, ha salido el sol por el este.

Y es que al final, sea como sea el día, mañana el sol vuelve a salir por el este.

sábado, 12 de junio de 2010

por qué un blog?

Escribir es mi terapia, lo es sin ninguna duda. Lo que no tengo claro es qué combate esta terapia, si es la timidez o la incapacidad de decir según qué cosas, si aplaca el nerviosismo y escribir me relaja, o si es una manera de reflejar y materializar lo que pienso para enfrentarme a ello y encontrar, una vez más, mi sitio.
Creo que es una necesidad, sí, además de una terapia es una necesidad hacerlo, como lo es una cuestión de ego el compartirlo. Antes, escribía solo para mí, en cuadernos que ni sé por dónde andan, escribía y escribía, y ahí se quedaba.. sin más. Pero de un tiempo a esta parte, necesito compartir de alguna manera lo que escribo, quizás porque alguna gente de la que aburro hasta la saciedad con mis epístolas, se les ocurrió la mala idea de decir que les gustaba... Así que ya no pude parar... escribo y escribo sobre todo y nada en particular, escribo sobre lo que muchísimos pensamos.
No esperes encontrar por estos lares nada nuevo, ninguna idea brillante, ni reflexiones de calado intelectual.. nada de eso. Solo son pequeñas historias vulgares, pensamientos tan míos como de cualquiera, reflexiones de lo común de los días, de aquello que pasa desapercibido... y que probablemente sea el tejido del que está hecho nuestra vida, pero que muchas veces no nos paramos a observar.
Por justicia escribo este blog, para dar la libertad a los sufridores de mi incontinencia epistolar a elegir, cuándo ellos quieran, asomarse a esta ventana de cristales de colores a través de la cual miro el mundo.

Por último, escribo este blog porque una buena amiga me convenció, porque aunque ella piense que no es así, me enseña cada día que la ilusión no siempre aparece sin más, sino que también se construye a base de empeño, que la risa a veces no llega por sí misma y que hay que salir a buscarla, que todos tenemos miedo, pero la diferencia está en ser o no valiente, que su lista de pequeñas cosas que te hacen feliz, es fiel reflejo de su capacidad para crecer, para estar continuamente creciendo.

A vosotros, a mis guerrilleros y compañeros en este trecho, os dedico mi kamchatka.