No importa a que hora me levante, que día sea o lo que me espere la nueva jornada. No importa si he dormido plácidamente o he tenido una pesadilla horrible.. todo se olvida cuando una abre los ojos y piensa: desayuno.
Es un ritual, es mi momento de cada día, donde me mimo, donde cuido cada detalle sin prisa, un rato en calma desayunando lentamente viendo la prensa, el informativo, o escribiendo...
Me entierro en mi puf rojo, vigilando que todo esté a mi vera para no tener que levantarme... y disfruto como nadie de ese primer momento del día.
Pero hoy ha sido terrible. Como mujer de rutinas no dejo mi desayuno al azar. No. Mi primera parte comienza con la naranja. Adoro las naranjas. Y de la misma manera que no se puede explicar esa sensación de morder un gajo grande de una naranja dulce que se deshace en la boca.... duele compartir cuando una se encuentra al morder una naranja que está seca, que tiene pepitas, que los bordes de sus gajos son correosos, que no está buena!! Ya venía como un par de semanas temiéndome lo peor, porque algunas veces, ya no era lo que era, pero luego venía una naranja maravillosa y yo pensaba: tranquila nena, esto solo ha sido una pesadilla pasajera....
Pero esta mañana, he tenido que comprobarlo con 3 naranjas, con 3! Y fue terrible.....
Sólo compro naranjas en 2 sitios, y creedme, he probado todos. Pero hay dos sitios, especialmente uno, que casi nunca me falla, con lo que... no es cuestión de ESTAS naranjas, es mucho más grave que todo eso, es cuestión de LAS naranjas.
Definitivamente, ya llegó, y he de asumirlo: se acabó la temporada....
Hoy he comenzado el desayuno con el amargor de las naranjas que se fueron al cubo de la basura, y con una fantástica rodaja de melón, una vez superado el shok... Saboreando el melón, eché de menos a la naranja, pero en realidad, el melón me ofrecía su sabor suave y dulce y su textura maravillosa, y pensé en lo fácil que es olvidar un mala naranja con un melón estupendo...
Quizás debería sentirme un poco mal... quizás la tristeza debería haberme durado al menos un par de días... Pero disfrutaré del melón y de la sandía... Y alguien se imagina lo que será reencontrase con las naranjas después del verano? Quién quiere naranjas amargas a estas alturas teniendo todo lo bueno de este ciclo?
Siempre tenemos que elegir, y siempre hay para escoger.. Ojalá todo fuera tan fácil como la transición entre la naranja y el melón, aunque.... no es la vida una sucesión continua de temporadas?
Gracias por enseñarme esta entrada persépolis. A pesar de no ser muy reciente, ha conseguido refrescarme. Posee aroma a verano y eso me ha gustado, me ha animado. Tienes toda la razón, la vida es una sucesión de etapas y cuando llega el momento de cambiar de una a otra no podemos agarrarla. Dejar que lo que tenga que ser sea. Y esto es increíble que lo diga yo, que estoy obsesionada con el tiempo, el olvido y el recuerdo. Pero en realidad, opino igual que tú. Quiero decir, que es verdad que intento agarrar desesperadamente (DESESPERADAMENTE) cada segundo, pero porque sé que en algún momento ese segundo pasará, no porque no quiera que pase, sino porque quiera conservarlo. Guardarlo para mí, en el pequeño saquito que los voy acumulando. De ahí minutos y segundos.
ResponderEliminarM.