jueves, 5 de agosto de 2010

31

Nos hacemos grandes. Sin remedio. Yo me hago mayor, sobre todo por la parte de dentro, por esos lugares donde no hay músculo, ni hueso, ni órganos ni plaquetas.; por ese lugar que queda cuando quitas todo lo demás y que tiene nombres diferentes, y no tiene forma definida, y al final es lo que somos cada uno de nosotros.
Por esa parte me hago mayor. Y me doy cuenta porque hay pocas cosas que cada vez son más importantes, y muchas otras que dejan de serlo tanto. Me hago consciente de que me hago mayor porque me gustan las sobremesas después de comer, y el vino está empezando a gustarme aunque aún no sepa distinguir el sabor amargo del ácido, porque sigo sin tener claro lo que quiero, pero al menos ya sé lo que no quiero. Porque nunca pensé que yo fuera de esas personas con apego familiar, y me sorprendo a mí misma descubriendo que se despierta por momentos. Porque ya no soy tan independiente como hace años e intento querer bien a quien quiero, querer mejor.

Me hago mayor porque hace cuatro días fue mi cumpleaños, y porque en nada vuelve a ser otra vez, porque los 30 fueron una puñalada, y los 31 ya no tanto, porque cada vez tengo más manías y no me gusta que el rollo de papel higiénico quede desenrollado tocando el suelo, ni que la gente sea mal educada gratuítamente. Me hago mayor porque mi padre nos pide a mis hermanos y a mí que le demos nietos, porque ya no me pongo tan roja si tengo que hablar en público, porque por las mañanas el silencio se convirtió en necesidad y mi madre me regaló un contorno de ojos para las arrugas de "expresión". Porque ya no tengo tanta elasticidad como para hacer el pino puente. Porque cada vez me gusta más mi nombre, el de mi abuela, y ya no me suena a nombre de vieja.

Ya soy grande. Empiezo a tener miedo de ver envejecer a mis padres, y la gente de mi generación empieza a tener niños. Me hago mayor porque ya no conozco a los que hace 10 años eran niños en mi pueblo, porque de repente ellas tienen unas tetas más grandes que las mías, y ellos, nuez, barba incipiente y granos en la frente. Me hago mayor porque la resaca me dura más tiempo, porque mi música favorita son "clásicos", porque a veces prefiero quedarme en casa leyendo un buen libro que salir a tomar cervezas.
Y como un amigo (tú, sí) se empeña en decirme un día sí y otro también, aunque estos últimos tiempos hayan sido tiempos de horas bajas, estoy en mi mejor momento. Este es nuestro mejor momento. Lo es. Solo tienes que creértelo y quitar de una vez por todas el retrovisor. Me dice.

Me hago mayor porque quiero creerme a pies juntillas que es cierto, que las épocas de crisis nos hacen más fuertes, que una buena gestión de un período de reflexión, nos hará renacer con más ímpetu, con más ganas, con más experiencia.

Me hago mayor... y cruzo los dedos... para seguir haciéndome mayor... y mejor.

1 comentario:

  1. qué bonito texto. yo me hago mayor pero sigo odiando las sobremesas. temirno de cenar, 5 minutillos y a casa. soy muy casera yo. y ahora con mi pancita, más aún. besitos

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