martes, 15 de junio de 2010

sí, yo hago política (aunque sea políticamente incorrecto)

Estaba explicando en qué consistía mi trabajo.. Y si difícil de entender es para mi entorno ácrata…más difícil lo es para alguien de otro continente. Él cometió el error de mostrarse interesado… quizás por educación y cortesía, pero lo hizo..... y erró.

No siempre somos las mismas personas, no siempre el rol que desempeñamos es el mismo ni nuestros comportamientos son idénticos estemos con las personas que estemos o a pesar del contexto que nos rodee. Pero si en algo coinciden todos los que me conocen, es en la descripción de mi persona como un ser pasional.

Así que dejándome llevar por mi rasgo característico y una servilleta de papel, intenté explicarle cómo era el sistema electoral en nuestro país. Qué eran las Cortes, las Comunidades Autónomas y sus Gobiernos, qué eran los Ayuntamientos, cómo se elegían a sus representantes y que era un concejal, un consejero o un ministro. Le conté por qué en algunos sitios gobernaba más de una fuerza política, cómo se decidía y en medio de ese maremágnum, dónde me ubicaba yo.
Y llegó su segundo error, y fue realmente mostrarse más interesado y preguntarme una y otra vez cuando no me explicaba bien en alguna cuestión y él no lo comprendía. De esta forma me regaló alas para hablar y contar aquello que tanto me apasiona...
En un momento, me paré, le miré y dije -menudo tostón que te estoy metiendo, voy a parar…- Él se rió, y contestó- no, estoy aprendiendo mucho, ahora cuéntame un día de tu trabajo- y yo seguí hablando. Fue cuando entonces, se hizo un silencio, se quedó pensando, y me dijo algo así como - Es decir… tú eres, tú eres política!



Creo que bajé la mirada, sonreí, y titubeando dije - bueno… sí, sí, hago política, pero de izquierdas, de izquierda unida eh??

Caminando hacia el coche, me puse a pensar en mi reacción. En por qué había contestado con tan poca seguridad, con reparo. Algunas veces, tenemos demasiado miedo de lo que la gente pueda pensar de nosotros, especialmente de aquella gente que acabamos de conocer, porque con muy poca información, ya es probable que tengamos una etiqueta sobre nuestras cabezas. Todos las ponemos… Y en este caso, la etiqueta de política en estos momentos, pesa demasiado.

Siempre pensé en que todos teníamos el deber de cambiar un poco de mundo en la medida de nuestras posibilidades, quizás sabiendo que las mayores injusticias no son nuestra responsabilidad, y que casi es imposible que podamos cambiarlas todas, pero actuando como si lo fueran y como si realmente pudiésemos hacerlo, como dice Saramago.
Creo que cada persona que habita en cualquier lugar del planeta, tiene una pequeña burbuja sobre la que puede actuar, sobre la que puede incidir para mejorar la vida finita que tenemos. Puede hacerse desde la soledad de nuestra burbuja, puede ser a través de una asociación, de un grupo de amigos, puede hacerse desde cualquier estructura que nos inventemos juntando nuestra lucha con otras, y puede y debe hacerse desde la política. Ese es el único objetivo.

La política está en todos lados, en el lugar en el que vivimos, en la casa que habitamos, en el transporte que utilizamos para ir de un lado a otro o en lo que nos cuesta la barra de pan cada día. Está en los medios de comunicación, en la gestión de los recursos naturales, en nuestro trabajo y en nuestro salario. Está en nuestra familia y en su bienestar, en la decisión de si tendremos hijos o no, en cómo es nuestra educación, y si todos podemos ir al médico y poner una escayola. Todo es política, porque al final todo consiste en gestionar una tarta.
¿Cómo usamos y distribuimos lo que la tierra nos da? y ¿Cómo gastamos lo que nosotros aportamos al planeta?

Siempre creí que quien se dedica a la política debe ser más generoso que cualquiera, va a dedicar las horas de sus días a intentar mejorar la vida del resto. Pero hoy, el mundo pocas veces lo gestionan personas que se dedican a la política, sino que lo gestiona el dinero, o lo que se conoce como algo que llaman "mercado". El sistema capitalista que impera en el mundo para gestionar los recursos sean de la índole que sean, es manejado por algo tan etéreo como el "mercado", que a su vez fue ensalzado como Rey entre los pocos que tienen tanto...
Desde entonces, la riqueza que nos pertenece a todos, la de la tierra, y la que nosotros aportamos al planeta, está en manos de esos pocos y la inmensa parte del resto del mundo, carece de su porción de tarta. Los hay, que ni saben que hay tarta….

El "mercado" es rico y poderoso, es avaricioso y tentativo… con lo que muchos de los que hacen política, que entienden que la política la hace el mercado, que entienden que el sistema es este, y es el único, se rinden a sus pies.
Es entonces cuando la clase política queda devaluada, cuando los intereses personales y partidistas toman relevancia, cuando alguna (mucha desgraciadamente) gente que trabaja en política se corrompe y dejan atrás las ganas que tenían de cambiar el mundo. Es entonces cuando los hombres y mujeres dejan de creer en las personas que hacemos política, cuando se escucha eso de "todos son iguales". Dejan de creer que alguien puede dedicar las horas de sus días a intentar mejorar la vida de todos y empiezan a pensar que sólo el poder les mueve a dedicarse a ello.

Yo hago política, sí, aunque no sea políticamente correcto decirlo. Trabajo en política y creo que es la herramienta imprescindible para que el planeta sea de todos. Trabajo en política durante este trecho, y desde aquí me dedico a exprimir mi burbuja en equipo, como en su día lo hice con igual pasión en asociaciones, en estructuras de juventud, en el instituto, y como seguiré haciendo desde cualquier lugar del globo. La única diferencia es que la responsabilidad es mucho mayor, es que continuamente uno debe de estar revisándose aquello de la coherencia, y porque esta burbuja que formamos abarca a mucha más gente. Hago política en este trecho porque creo en ella y porque ruego a los míos que me digan si algún día pierdo en el horizonte para qué dedico mis horas. ¿Es utopía? Quizás sí, pero decía mi Galeano:

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos más y el horizonte
se corre diez pasos más allá.
Entonces, ¿para qué sirve la utopia? Pues para eso, sirve para caminar.

1 comentario:

  1. Al tiempo que leo esta entrada que me recomiendas tengo un libro de Eduardo Galeano al lado del ordenador.
    1º En que pueblo de León poniais el avance de la carabana bajo el que leias melifluas novelas de amor???(la pregunta se corresponde con otra entrada)
    2º Me he pillado a mi mismo diciendo con la boca pequeña que soy candidato en las listas de IU, Pero a estas fechas se me llena diciendo que milito en el Glorioso Partido Comunista de España y sigo siendo candidato de IU
    3º Politica es todo lo que nos rodea, de hecho estoy convencido de que la calidad de mis erecciones depende en gran medida de lo nerviosos que esten los mercardos en ese momento.

    Te cambio esta entrada por "ACTIVOS TOXICO Y PASIVOS INOCUOS" EN WWW.IUBONAR.WORDPRESS.COM

    Un beso

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