sábado, 23 de abril de 2011

alone in kioto

Para que alguien se encontrase, yo me perdí en el más absoluto silencio, el más triste, ese que solo rompe la desesperanza, el desconcierto, la búsqueda frenética de una sola certeza... y que siempre acaba igual que comienza, en silencio quebrado por el latido que busca bocanadas de aire, de piel.
Al menos, encontré la canción que llevaba semanas buscando, esa que paró el tiempo, una vez, hace no sé cuánto tiempo, en otro trecho, en otra vida, quizás.
Que se calle el silencio que retumba en mis oídos, que se calle, que no me deja sentir, que no me deja ser, que alguien lo ahogue, que alguien lo encierre. Que necesito aire:


2 comentarios:

  1. La utopía sirve, en efecto, para caminar, pero sólo si de verdad sabes que vas a algún sitio. Pero existe también por otros muchos motivos. El poeta al que tú y yo adoramos escribió, por ejemplo, esto:
    cómo voy a creer / dijo el fulano
    que la útopia ya no existe
    si vos / mengana dulce
    osada / eterna
    si vos / sos mi utopía
    (kamchatka me ha cautivado)

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  2. Qué feliz me ha hecho tu comentario Patterson!
    Lo cierto es que no tengo claro hacia dónde voy, aunque al menos ya he detectado con claridad meridiana el lugar al que no quiero llegar nunca. Mis horizontes son cambiantes, al igual que mi kamchatka, pero hay constantes que persigo a lo largo de este periplo de búsqueda: la aspiración a la coherencia, la capacidad de adaptación al medio cambiante y la creencia de que la felicidad no es real si no se comparte.
    Ayyy, al menos tu poeta, tenía su estrategia para conseguir su utopía:
    ...Mi estrategia es que / un día cualquiera
    no sé cómo / ni sé con qué pretexto
    por fin / me necesites.
    (bienvenido a kamchatka)

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